sábado, 29 de diciembre de 2012

Maslow tiene algo que enseñarnos en la situación actual

Casi 8 meses después vuelvo al relato corto porque me apetece contar algo sobre la pirámide de Maslow que marca la jerarquía de las necesidades humanas. Tomando como base las necesidades Fisiológicas (comer, descansar...), la siguientes serían las de Seguridad (empleo, familia, salud...), más arriba estarían las de Afiliación (amistad, pareja...), las de Reconocimiento (confianza, éxito...) y en la cúspide la Autorrealización (creatividad, resolución de problemas...). Maslow acertó a mi modo de ver con la ordenación y hasta con la disposición en pirámide, que supone que si alguno de los escalones inferiores se tambalea todo lo de arriba lo hace. En estos tiempos de crisis y tribulación vemos como mucha gente tiene problemas con los dos primeros escalones y debido a ello, y como consecuencia directa, los otros tres escalones tiemblan y no son superficies seguras. Asistimos a derrumbes por doquier, a personas que entran en procesos autodestructivos después de una temporada en el paro, a decisiones inexplicables en gente que otrora parecía tenerlo muy claro, a individuos creativos que de repente se quedan secos, yermos en su desempeño. Marx dijo muchas cosas sobre obreros, trabajo y capital pero hay una que me gusta: "Si los que están en la cima del poder tocan; ¿no es esperable que aquellos en la base, bailen?". Igual va siendo hora de abandonar la pista y dejar solos a los músicos. ¿Nos atreveremos?

viernes, 4 de mayo de 2012

El poder de la convicción. Lo que es de todos... es de todos!

Hoy hemos visto con el alumnado de 12 años en Natur Zientziak, un documental sobre la vacuna de la poliomielitis donde se explica claramente el alcance de la enfermedad en los Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX. Han estado con todos los radares encendidos porque esas imágenes de niños con hierros en las piernas (tipo Forrest Gump), los pulmones de acero y luego cómo les ponían las vacunas, casi experimentales, no dejan frío a nadie. Además había un agravante: hace 2 semanas les pusieron la vacuna contra la hepatitis y todos sufrieron el pinchazo, ¡fiuuu! Para un microbiólogo como yo es la aventura contra un virus, la investigación científica y a veces dando palos de ciego en busca de una solución para una terrible enfermedad que mataba o dejaba tullidas a miles de personas cada año, pero en el documental hay dos puntos que me han llamado la atención. El primero es la campaña de financiación de las investigaciones que empezó siendo la Marcha de las Madres y se convirtió en la Marcha de los Centavos (March of dimes), esa calderilla que se recogía por todos los sitios con una causa común y que alcanzó cantidades astronómicas. El segundo punto digno de mención es cuando Salk, el doctor que encabezó toda la búsqueda, dice a la pregunta sobre los beneficios económicos que él puede sacar de esa vacuna, que nadie puede patentar el Sol, así que la vacuna es del mundo. ¡Bravo por el doctor Salk! Hoy le crucificarían porque se patenta hasta el genoma de especies recién descubiertas y el beneficio propio o de grandes entidades está por encima del bien común. Hoy dirían que hay que rentabilizar la investigación cobrando a millón el fármaco y hoy una campaña de recogida de dinero tan imaginativa tendría más agujeros que un colador. ¿Tanto hemos cambiado?

lunes, 2 de abril de 2012

La prehistoria está muy cerca

El otro día el Gran Wyoming, en el programa de RNE Asuntos Propios, hablaba de lo mucho que había cambiado España en el último medio siglo, mucho más que en miles de años decía, desde un país rural con miles de pueblos sin luz ni agua hasta nuestros días, con Internet en el bolsillo. Yo soy un poco más joven que el histriónico presentador pero también he conocido ese país rural, no tanto en mi ciudad que también, sino en el pueblo de mi ama, en La Rioja, donde el agua corriente llegó a las casas bien entrada la década de los 70. En ese pequeño pueblo donde pasábamos los dos meses y medio de vacaciones (sí, antes eran 2 meses y medio y 3 si ibas a la uni), se iba la luz en cada tormenta, no teníamos tele y nos bañábamos una vez al mes o así. Tener ducha y agua caliente fue una quimera durante años, pero incluso en Bilbao, donde sí teníamos esos servicios, nos duchábamos una vez a la semana, no más, los sábados a la mañana, y no teníamos ni mal olor, ni nos comía la mugre, ni padecíamos alergias o asmas raras. El uso de desodorante era un lujo fuera de nuestro alcance en nuestros años de adolescencia y nadie olía a rayos. Algunos no tuvimos teléfono o portero automático hasta casi la adolescencia y nunca tuvimos problemas para quedar con los amigos, llegar a casa a tiempo de cenar o avisar de que íbamos a llegar tarde. En unos pocos años hemos pasado de esa bendita incomunicación a una "infoxicación" que no sé si nos une más o nos aísla hasta extremos insospechados. El mundo ha cambiado en 50 años más que en milenios, es cierto, y tal vez vivamos en el mejor de los mundos posibles. Tal vez, pero tengo mis dudas.

sábado, 10 de marzo de 2012

Verse como el otro o como la otra

Anteayer, jueves 8 de marzo, tocaba exponer ante la clase los trabajos que habían hecho por parejas sobre los primeros temas, los de astronomía y la Tierra de 1º de ESO. Mientras las protagonistas de algunas otras páginas de esta Bitácora, la rubia y la morena, terminaban de dar los últimos toques a su guión sobre las expediciones a Marte, una pizpireta alumna de Mallabia decía que se atrevía a exponer la primera su trabajo. Argumentaba que ella no necesitaba ni "Pobrepoint", ni vídeos, ni Internet, ni guión, así que se puso por la labor. Pidió dos voluntarios, un chico y una chica, y a cada uno le sugirió que imitase a alguien del sexo contrario. La chica lo hizo bastante bien y el chico recurrió al tópico de las posturitas. Después pidió otra pareja para repetir la jugada y ya hubo más problemas para elegir, pero es una chica muy persistente (y muy encantadora... de serpientes), y lo consiguió, nuevas imitaciones sin salirse de los tópicos y risas aseguradas. El profesor, o sea, yo mismo, ayudando a las del guión, no salía de su asombro. ¿Qué tenía que ver lo que proponía la pizpireta con la astronomía o la estructura interna de la Tierra? Nuestra chica suele tener una lengua viperina, unos reflejos endiablados y una mirada que echa fuego, así que su explicación no pudo resultar más genial: "hoy es 8 de marzo y que cada uno se vea como la otra y cada otra como uno es lo que tocaba hoy". Ni presentó el trabajo, ni sé si lo tiene hecho, pero entre esta gente de 12 añitos hay genialidades que no estoy dispuesto a amargar con reglas rígidas. Punto pelota.

miércoles, 15 de febrero de 2012

La pequeña diferencia

Tenía una hoja escrita sobre lo de Atenas y la mano que mece la cuna de la democracia, pero ayer estuve en la celebración del día de Darwin en Bilbao y me pareció jugoso lo que escuché. Después de una conferencia de Kepa Altonaga sobre cómo se recibió el darwinismo en Euskal Herria, con curas apareciendo en pantalla para lo bueno y para lo malo, llegó el turno de José María Bermúdez de Castro, codirector de las excavaciones de Atapuerca, que nos habló del largo camino de nuestro género Homo en la evolución y en la historia. Entre muchos datos interesantes algunos tuvieron ese sabor a divulgación de categoría que tanto me gusta, y así nos enteramos de que un cráneo Homo sapiens de hace 120.000 años es prácticamente igual a uno actual, esto es, que no distinguiríamos a Obama de un etíope de hace milenios. Viniendo más cerca, la gente que hacía pintadas en Altamira o Santimamiñe y los que las hacen en mi barrio se diferenciarían en la ropa y en el idioma, poco más. Parece ser que fue hace unos 14000 años cuando nos dio por tener pensamiento abstracto y en este corto lapso de tiempo, tremendamente acelerado los últimos siglos, hemos montado este guirigay en el planeta. Alguien preguntó que si creemos en la Biblia, y si dios insufló el alma al ser humano en algún momento para diferenciarlo de las bestias, la duda era cuándo, siendo H. habilis, H. ergaster, H. erectus, H. antecessor (el de Atapuerca), H. neanderthalensis o bien siendo ya Homo sapiens. El antropólogo parece que ya había contestado otras veces a la pregunta: hay cosas que no se fosilizan. Me encantó. Eso sí, parece que el secreto de nuestro tremendo éxito evolutivo tiene mucho que ver con lo tribales y muy sociales que resultamos. La cultura y su transmisión nos ha hecho humanos y es algo que crece cuando se comparte, aunque a algunos les pese.

miércoles, 25 de enero de 2012

La existencia

Hoy ha muerto de forma inesperada un amigo de alguien que fue muy importante en mi vida y así, de nuevo, me he topado con la Parca. Hace seis meses murió también de forma prematura el hijo pequeño de un compañero del alma muy cercano, y la fuerza de la señora de la guadaña arrasó en mi entorno. Somos simios muy curiosos con un sentido del pasado, del presente y del futuro basado en nuestra forma de entender cómo pasa el tiempo, cómo sentimos a los que está cerca y desaparecen y lo inesperado nos sorprende, siempre. La pérdida de un amigo, de un familiar, nos produce un dolor profundo, a veces más destructor que el dolor físico, y buscamos consuelo en el abrazo, en compartir la pena con los semejantes para que se haga menor en cierta forma. A veces, casi siempre, el tiempo se encarga de restañar las heridas, de amortiguar dolores y nunca, o casi nunca, de hacer olvidar a quien se ha ido del planeta. No hay fórmulas mágicas para solucionar el trance, superarlo antes o después depende, casi en exclusiva, del tipo de persona que somos, pero el planeta sigue girando y como hacía el Terminator de la segunda entrega, hemos de buscar energía en todos los rincones de nuestro ser para volver a la vida y a la lucha. Hay que pasar el duelo, sí, pero no hundirse en él, porque la pelea sigue y todo el mundo se merece un buen epitafio. Yo quiero merecerme el mío: "Quería saber. Sabía querer".

PS: Mikel eta Jaime, in memoriam.

martes, 24 de enero de 2012

La música no deja de ser un ruido agradable

El otro día en Facebook, esa taberna digital del cotilleo, una amiga se quejaba de que yo no mostrará pasión por la música. Es curioso que no se cuestionara las razones de mi indiferencia hacia el fútbol u otros deportes de masas, o el pasotismo que muestro ante la televisión, pero a mucha gente le parece una marcianada que no me ponga nada ese arte de las 7 notas. Tendría cosas que decir en mi descargo, como que en mi casa no tuve equipo de sonido hasta muy tarde, pero mi hermana “sufrió” la misma situación y es bastante melómana, así que no hay disculpa. Desde siempre he sido más de libros que de discos, me han gustado más los sonidos de mamá Natura que los que hace el Homo sapiens y que llama música, ese constructo humano tan lucrativo. No puedo asegurar que alguna canción, alguna obra clásica, no me haya hecho tilín en algún momento, pero soy de esas personas que saben vivir aunque les falte su dosis de corcheas. En mi radio prefiero la palabra, en la Naturaleza los sonidos del viento y la tormenta, y en mi cabeza no suenan los acordes de la última canción de “los 40” sino los chispazos de mis neuronas. Rarito que es uno.

sábado, 21 de enero de 2012

La sonrisa oblicua

La intimidad ha saltado por los aires con esto de los teléfonos móviles, y si además no tienes vergüenza, poco importa lo que cuentes y cómo lo cuentes. Ayer en el metro había una pareja en esa tesitura: ella tecleaba en la pantalla táctil de su smartphone, mientras él mantenía una conversación a un volumen adecuado para que todo el vagón se enterara. Escuchamos, yo con interés, la verdad,  la triste historia de un amigo de ambos al que le dejó su pareja la víspera de nochevieja. El chico contaba sin ningún recato y con voz clara y audible, cómo él había ejercido de buen samaritano y le había sacado a pasear, para que se airease y tal vez encontrase una nueva pareja, "porque ya sabes cómo es esto" le comentaba a su interlocutor. Parece ser que el abandonado afirmaba amargamente que "el golpe de la pérdida le iba a tener hundido un tiempo infinito". Justo al decir esto, la chica que estaba a su lado y que ya había guardado su móvil, dibujó una sonrisa torcida que no supe interpretar. ¿Acaso era solidaridad femenina? ¿Tal vez compasión? ¿Acaso maldad humana pura y dura? ¿Igual ella sabía más que su chico sobre las circunstancias ajenas y dejaba ver así su posición? La sonrisa oblicua me dejó intrigado, ¡pardiez!

lunes, 16 de enero de 2012

Esos ojos tristes...

Esto de tener el radar siempre encendido hace que te fijes en cosas que de otra forma te pasarían desapercibidas. Hoy una chica estaba esperando que abriesen el comercio donde trabaja y su móvil ha sonado con un alegre soniquete. Se lo ha acercado al oído, ha reconocido la voz al otro lado de las ondas, o eso he creído entender por sus gestos, y de repente ha ocurrido el drama. Era de esas chicas a las que en otras circunstancias le dirías que estarías encantado de hacer un par de largos en las piscinas olímpicas que eran sus ojos azules, pero en su cara y aún sin apartar el móvil de su melena, zas!, la tristeza ha caído como un pesado velo. Su cara se ha descompuesto pero no ha cerrado los ojos, sencillamente, blandamente, como no queriendo molestar al que le miraba de hito en hito, casi inunda la calle en un torrente de lágrimas desconsolado. Ha colgado, ha guardado el móvil y se ha quedado así, firme, con los ojos bien abiertos, sin hipos ni movimientos desesperados, mientras dos goterones impresionantes le resbalaban por sus mejillas camino de sus labios donde se colaban por la comisura hasta desaparecer. Miraba al portal de enfrente pero estoy seguro de que no veía nada, y azorado por mi propia mirada, por si le resultaba ofensiva de tanto fijarla en ella, allí la he dejado cuando alguna lágrima ya había traspasado la barrera de la boca y se desplazaba rauda a su barbilla. Al pasar más cerca de ella la música del móvil, que ya no me parecía tan alegre, sonaba amortiguada e insistente en su bolso. Ya sé que soy un perfecto desconocido para esa anónima, pero ¡leches!, mi impulso ha sido abrazarla. No lo he hecho e igual nos hubiera venido bien a los dos. Casi seguro.

miércoles, 11 de enero de 2012

Reunión de pastores...

Hoy hemos tenido en el insti una de esas reuniones que te dejan el culo plano, de esas donde intentamos mejorar la práctica docente y en las que nadie se escaquea ni lanza balones fuera. En este trabajo y en mi pequeño instituto, la preocupación por mejorar es un virus bastante extendido y lo que nos falta a veces, sólo a veces, es un poco más de arranque para adoptar las medidas adecuadas. Tenemos problemas con los rendimientos en varias asignaturas, nos vemos asediados por abajo y por arriba, por lo que nos viene de la escuela con sus costumbres, sus rutinas y sus sistemas, y con las que tenemos que generar para que no se quejen demasiado en el centro al que van una vez que salen del nuestro. Por otra parte, esta sociedad va a un ritmo desenfrenado y genera dinámicas de aprendizaje y de olvido que poco tienen que ver con el modelo clásico de enseñanza, así que tenemos que renovarnos a diario y a una velocidad parecida, ¡glub! Estamos en Educación Secundaria Obligatoria y no sé cuál de las tres palabras me genera más dudas, porque la primera me parece demasiado global, la segunda puede ser más que un calificativo y convertirse en un "descalificativo", y la tercera es algo que no se nos debe olvidar a la hora de repartir títulos o de no hacerlo, toda una responsabilidad. Los políticos nos descalifican a diario, la sociedad nos cuestiona, pero os puedo asegurar que siempre, y digo siempre, buscamos lo mejor para esos peques que han de ser nuestro futuro. ¡Lo lograremos!