lunes, 2 de abril de 2012

La prehistoria está muy cerca

El otro día el Gran Wyoming, en el programa de RNE Asuntos Propios, hablaba de lo mucho que había cambiado España en el último medio siglo, mucho más que en miles de años decía, desde un país rural con miles de pueblos sin luz ni agua hasta nuestros días, con Internet en el bolsillo. Yo soy un poco más joven que el histriónico presentador pero también he conocido ese país rural, no tanto en mi ciudad que también, sino en el pueblo de mi ama, en La Rioja, donde el agua corriente llegó a las casas bien entrada la década de los 70. En ese pequeño pueblo donde pasábamos los dos meses y medio de vacaciones (sí, antes eran 2 meses y medio y 3 si ibas a la uni), se iba la luz en cada tormenta, no teníamos tele y nos bañábamos una vez al mes o así. Tener ducha y agua caliente fue una quimera durante años, pero incluso en Bilbao, donde sí teníamos esos servicios, nos duchábamos una vez a la semana, no más, los sábados a la mañana, y no teníamos ni mal olor, ni nos comía la mugre, ni padecíamos alergias o asmas raras. El uso de desodorante era un lujo fuera de nuestro alcance en nuestros años de adolescencia y nadie olía a rayos. Algunos no tuvimos teléfono o portero automático hasta casi la adolescencia y nunca tuvimos problemas para quedar con los amigos, llegar a casa a tiempo de cenar o avisar de que íbamos a llegar tarde. En unos pocos años hemos pasado de esa bendita incomunicación a una "infoxicación" que no sé si nos une más o nos aísla hasta extremos insospechados. El mundo ha cambiado en 50 años más que en milenios, es cierto, y tal vez vivamos en el mejor de los mundos posibles. Tal vez, pero tengo mis dudas.