miércoles, 27 de marzo de 2013

Pandora

Hoy mientras subíamos al monte, uno corto y duro en la Bizkaia más profunda, observaba el sueño de mamá Natura que aún no se ha enterado de que ha llegado la primavera. Había llovido y no había insectos ni telas de araña y por primera vez este año hemos oído al cuco. Según la leyenda hay que llevar dinero en el bolsillo cuando oyes ese canto para que el año no tenga complicaciones económicas, y por casualidad tanto mi compañero como yo llevábamos algo así que... Así que nada, que no deja de ser una historia para crédulos, porque la realidad es cruda, bastante menos para mí que tengo sueldo más o menos asegurado, pero mi compañero está en el paro, ahí fuera hace mucho frío y no estoy hablando del atmosférico. Mientras subimos esas cuestas llenas de hojas muertas, abajo dejamos una sociedad dormida que no parece reaccionar a este ajuste a lo bruto que nos han impuesto los que de verdad mandan en este mundo, los del dinero.
Durante años he estado militando en grupos que siempre han tenido patrones comunes, son horizontales, asamblearios y muy sensibles a las injusticias sociales a la vez que muy comprometidos a nivel individual. En todos hemos luchado por un mundo mejor, hemos ganado mejores ratios y ayudas para los peques además de buenos sueldos en la educación a base de huelgas, peleamos por la desaparición del ejército y nos cargamos el servicio militar, salimos a la calle en masa contra guerras en lejanos países y aunque no conseguimos pararlas, nos dimos cuenta de nuestra fuerza.
Siempre he tenido una tormenta cerebral por encéfalo con mil ideas locas y alguna cuerda, mi cabeza y las de mis compañeros han imaginado acciones efectivas para remover conciencias y hasta las hemos llevado a cabo. Ahora, hoy, estamos groguis, no se nos ocurre nada contra el sistema económico que nos imponen y que nos lleva a la miseria, no encontramos la tecla que resetee todo esto y ni siquiera damos con tácticas limpias que generen colchón social y movilización.
Es hora de terminar. De la caja de Pandora la única que no se escapó fue la Esperanza, seguro que porque es lenta y pesada, pero es a lo que nos agarramos para que, como ocurre a veces en matemáticas, se nos ocurra una idea feliz. No podemos dejarle a nuestros descendientes una sociedad peor de la que recibimos de nuestros progenitores, me niego y haré lo posible para que demos la vuelta a la situación. Juntos.

domingo, 24 de febrero de 2013

El maestro de hierro

El día 14 de febrero moría en Girona a sus 88 años Josep María Parés, un maestro forjador que tocaba el hierro con devoción, como si le transmitiera algo desde el óxido. Le conocí en julio porque mi amiga Patricia se afanaba en su taller y él fue su maestro en ese duro trabajo de crear arte y belleza con algo tan firme como el hierro. He titulado el post "el maestro de hierro" y no "del hierro" porque así actuaba, con decisión, siendo tremendamente exigente con su discípula a la que en un principio no quería en su taller por su condición femenina. Estuve horas y horas hablando con él mientras la escultora trabajaba, y desde el primer momento me di cuenta de que bajo su supuesto guantelete de acero vestía un guante de seda. A pesar de gruñirla de vez en cuando, adoraba a su discípula de la que decía la frase que mejor resume su arte: "ella ve en el hierro cosas que los demás no vemos". Comimos y reímos juntos, paseamos por su precioso pueblo y fue mi mejor alumno delante de un ordenador, porque a sus 88 años no sabía qué es eso de la "brecha digital", esa tontería donde hay mucho de desinterés y él no lo tenía. Quería aprender, me pedía que le hiciera chuletas escritas con los pasos a seguir para manipular fotos, adjuntar archivos, editar textos, las guardaba en una carpeta especial, y esas ganas de aprender le mantenían vivaz, despierto, siempre preguntando cómo se hacen las cosas. Parés se nos ha ido, un hombre al que éste que esto escribe le caía bien como se encargaba de demostrarme con sus abrazos de oso y sus comentarios procaces. Echaré de menos su parsimonia y su manía con el orden en el escritorio de Windows, pero sobre todo añoraré su mirada pícara cuando tratábamos un tema picante y su catalán cerrado, cerrado muy propio de su pueblo, Besalú.

Parés, goian bego, laguna!