sábado, 29 de octubre de 2011

La importancia de la memoria

No, esto no tiene que ver con Euskal Herria, el terrorismo o la venganza. Mi alumnado me dice a diario que me acuerdo de todo, que tengo un montón de información en la cabeza (inservible la mayoría, seguro), y a estas nuevas generaciones semejante memoria les parece cuando menos, rara. Cuando buscan un dato ya no recurren a libros, enciclopedias o revistas que son donde yo lo aprendí casi todo, y San Google les aporta todo lo que necesitan. Pero no siempre funciona. Les pedí el otro día que buscasen cuál era el mayor pozo hecho por el ser humano de forma artificial y algunos se quejaron amargamente de que sin algún nombre, alguna pista de la localización, era difícil buscar algo. Un par de chicas lo encontraron sin problemas. Google: "pozo más profundo" y ya tenían la respuesta. Ni enciclopedias, ni consultar a los conocimientos de sus progenitores o ascendientes, la tecnología venía al rescate y la península de Kola espero que les resulte conocida de ahora en adelante, aunque seguro que lo recuerdan más porque suena a su refresco favorito. ¿Cuándo lo olvidarán? Espero que con la pasión y la intriga que puse en la explicación les dure algo más en la memoria. Lo espero y lo deseo.

jueves, 27 de octubre de 2011

¿Inteligente o listo?

Hoy nuestra inspectora nos ha preguntado si tenemos algún alumno/a de altas capacidades, eso que antes se llamaba superdotado/a, y al director y a mí se nos ha quedado cara de circunstancias. ¿Cómo se sabe eso? ¿Cuál la diferencia en la enseñanza reglada entre la gente de altas capacidades y la de bajas capacidades si en el aula se comportan igual? Dicen que las personas superdotadas se aburren en las clases que damos, que su rendimiento académico es bajo porque necesitan otro tipo de actuación al estilo de la que reciben los que son justo todo lo contrario. Dicen también, que hay muchos más de los que están contabilizados porque no los detectamos, e igual había que hacer un test de CI a todos/as, profesorado incluido y ver qué pasa (¡miedo me da!). Yo creo que hay muchísima gente inteligente que no es nada lista y otra muchísima que es muy lista pero poco inteligente, ahora bien, si me dicen qué prefiero, pues mira, NPI. Será que no soy ni listo, ni inteligente, ni todo lo contrario. ¡Eso será!

sábado, 22 de octubre de 2011

Hoy pudo ser un gran día...

Pero no lo fue. Después del abandono de las armas por parte de ETA de ayer mismo, esperaba euforia entre mis compañeros, en la calle, en las plazas, entre el alumnado que hasta tiene familiares en la cárcel, pero no ha pasado nada de lo mencionado. Nada. Es normal que al alumnado, que tiene un máximo de 16 años, la noticia se la traiga al fresco, pero entre mis compañeros, mis amigos, la gente de la calle... ummm, nada de nada. Cuando alguien mete un gol en el último minuto la alegría se dispara (igual no es el verbo adecuado aquí), pero esto parecía "la crónica de una muerte anunciada" y a nadie le ha sorprendido fuera de lo teatral que quiera ponerse cada uno. Durante los cursos antes de entrar en la universidad, ETA mataba más de 80 personas por año, e igual que ahora, la reacción era mínima. Somos simios curiosos, sí, pero esta vez no es porque tengamos esa cualidad que es la curiosidad, sino porque a veces no reaccionamos como cabría esperar. Cada día entiendo menos al Homo sapiens sapiens. De verdad.

martes, 18 de octubre de 2011

Tan distintos, tan iguales...

Hoy me ha tocado cuidar un par de exámenes y ahí se aprende cómo nos enfrentemos a las pruebas que nos pone la vida. Hay personas llenas de dudas que se hunden ante el mínimo obstáculo; otras, igualmente plenas de inseguridades, frente a las dificultades se crecen y rinden más de lo esperado. Aún hay otras que necesitan inspirarse mirando al techo, buscar en su memoria algo que no está y que no les va a llover de allí arriba. Pocas son, pero las hay, que rozan el perfeccionismo enfermizo, se mueven como lagartijas y quieren demostrar lo mucho que han estudiado y su excelsa memoria. Las hay que miden el esfuerzo, gastan lo justo para llegar a superar la prueba y a veces calibran mal. Frente a una prueba o un obstáculo somos todos muy distintos y a la vez, muy iguales. Una vez leí una de esas frases con mensaje, "Con las dificultades no se puede pactar, o las vencemos o nos vencen", y frente a un examen o cualquier circunstancia de la vida puede ser útil, aunque yo soy prefiero la filosofía del maestro Yoda: "Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes".

viernes, 14 de octubre de 2011

La película de tu vida

Para los que tenemos buena memoria, la vida se desarrolla como una película y en cada conversación oímos un trozo de guión. Así es muy fácil toparse con El Padrino, "Le voy a hacer una oferta que no podrá rechazar" y se oye menos lo de Casablanca, "Este es el comienzo de una gran amistad". Sería difícil escuchar la mítica frase de Blade Runner, "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión", pero Apolo 13 se nos presenta a diario, "Houston, tenemos un problema". Cada día antes de entrar a trabajar suena en mi cabeza Gladiator, "A veces hago lo que deseo hacer. El resto del tiempo hago lo que debo", y después de seis horas en el insti, en la última reunión sale a colación Expediente X, "La verdad está ahí fuera". Cuando entre nuestro alumnado vuelan insultos, Forrest Gump viene en nuestro auxilio, "Tonto es el que hace tonterías", y en Matrix se dice lo que suele ser el resumen de mi filosofía a la hora de educar, "Yo sólo puedo mostrarte la puerta, tú tienes que atravesarla". Parece que ya todo está escrito, y que en los guiones de las películas que nos gustan se lee nuestra vida pasada, presente y futura. Para acabar una, que he dicho y he oído, "-Rett, si te vas ¿a dónde iré yo?, ¿qué podré hacer? - Francamente querida, eso no me importa"Lo que el viento se llevó

miércoles, 12 de octubre de 2011

Lo que no cuidamos...

Kandido era un venerable anciano que mimaba un huerto justo al lado del insti donde trabajo. Este hombre de Berriz, Bizkaia, cuidaba cada milímetro de su parcela, la mantenía limpia de "malas hierbas" y cultivaba sus lechugas, pimientos, vainas, etc., con un esmero digno de admiración, tanto es así que parte de nuestro alumnado en un proyecto de conservación del medio ambiente, visitaba frecuentemente su huerta y él les instruía. Kandido murió hace menos de un año allí mismo, en su terreno, y le rendimos un merecido homenaje en la revista que publicamos trimestralmente, pero lo curioso y de lo que más aprendió el alumnado, es de lo que pasó en ese trozo de tierra donde Kandido invertía horas y horas. Mama natura, que es más madrastra que madre, ya sin la presencia de ese ser humano, hizo su labor y se comió literalmente sus cultivos en muy poco tiempo. Lo que antes estaba milimétricamente diseñado, se convirtió en meses en una tupida selva de hierbajos, matas y enredaderas que no dejaban ver ni un trocito de la otrora bien cuidada huerta. Algo aprendimos: lo que no se cuida, vuelve a su estado natural, que muchas veces no es el que esperamos.

domingo, 9 de octubre de 2011

Esa nariz traidora...

"Ayer volví a Mandderley..." Así empezaba la película Rebeca..., pero no, ayer volví al pueblo natal de mi ama en La Rioja y de nuevo comprobé que el olfato nos pierde. Cuando entramos en una casa en la que hemos pasado las vacaciones de nuestra infancia, no son los cuadros que aún cuelgan en sus paredes los que nos traen recuerdos, y no son los muebles que todavía se conservan en su sitio los que nos hacen rememorar viajas andanzas entre pasillos. Al entrar, es tu nariz la que se sintoniza con la casa y te hace disparar un montón de diapositivas en tu cerebro en un "Pobrepoint" caótico. De repente, ¡zas!, recuerdas personas, conversaciones, caras, ruidos, sabores y caricias. El poder evocador es tal, que parece que se pudiera viajar en el tiempo, volver a esos lejanos días y disfrutar de personas que ya no están en el planeta. Si el olfato nos ata tanto a los recuerdos, no me extraña que nos enganchemos de la forma que lo hacemos a otros seres humanos que son o han sido algo en nuestras vidas. Y es que olían bien. O mal.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Hojas caen...

Desde la ventana de 4ºA en mi insti se ve un tupido bosque en el que poco a poco va llegando el otoño. El verde follaje de hace un mes va amarilleando o tomando tonos ocres, y las hojas que antes ni una tormenta de verano lograba arrancar de las ramas (¡qué anuncio ha perdido Loctite!), ahora vuelan hasta el suelo. En esas estaba cuando he tenido que ir al servicio donde no hay ventanas pero sí un maldito espejo. El otoño está llegando ahí fuera y en mi pelo, antes oscuro como la noche, no se ve el amarillo o el pardo sino zonas de blanco níveo ¿Me he saltado una estación y estoy en pleno invierno? ¿Cuándo me empezará a nevar en el alma?

martes, 4 de octubre de 2011

Y los sueños, sueños son

El otro día soñé que pilotaba una nave espacial y me deslizaba por el Sistema Solar. No había ni saltos al hiperespacio, ni imposibles explosiones, y ni siquiera sonaban los motores, pero lo cierto es que la nave viajaba por esa negrura infinita. Con esa naturalidad que sólo ocurre en los sueños, de cierta forma llegaba a algún sitio, y sin complicados aterrizajes, sin escafandra, más bien vestido de calle, abrí una puerta, la cerré detrás de mí y me vi en el felpudo de casa. Mi felpudo, el real, son varias imágenes del Sol, la Luna y las estrellas. Eché de menos el Ongi Etorri (Bienvenido). Luego desperté.

Relato corto de una vivencia que me ocurrió el 28 de septiembre

Hoy en Durango, al otro lado del semáforo, estaba probablemente la mujer de mi vida. Despistada, con un precioso vestido corto y unos colores no demasiado bien conjuntados, esperaba pacientemente al lado de dos jubilados. Miraba en mi dirección melena al viento, pero probablemente no me veía porque parecía como que buscaba un dato en su cabeza y no le venía. Se ha puesto en verde el semáforo, nos hemos cruzado en medio de la calzada, a escasos 20 centímetros... y una vez más la mujer de mi vida no ha coincidido en mi camino. Bueno, la tierra es redonda, así que igual, en otro momento, nos volveremos a cruzar y... volverá a ocurrir lo mismo. Probablemente.

Leído en el programa La Noche Despierta de EiTB