miércoles, 9 de noviembre de 2011

La mentira tiene las patas cortas

Hoy he oído en la radio a Iker Galarza, el Pruden de "Vaya Semanita", un tipo que habla muy bien y ha declarado que en su programa de humor, "contamos mentiras para decir verdades". Ummm, sugerente. Para un trabajo que quiere reírse de ciertas actitudes de nuestra sociedad puede ser útil, pero en la vida real el aforismo no funciona. Desde pequeños nos enseñan que está feo mentir pero enseguida entendemos que con falsedades se pueden lograr cosas agradables o evitar otras bastante desagradables. Casi desde la cuna sabemos decir "yo no he sido" como si naciéramos con esa palabras grabadas en el encéfalo, mentimos para ocultar lo que hemos hecho, lo que vamos a hacer o lo que de verdad queremos hacer, pero eso sí, pedimos sinceridad a todos los de nuestro alrededor. Tenemos un morro que nos lo pisamos. Lo que sí desarrollamos con tanta práctica "patrañera" es saber quién es mentiroso en sus diversas gradaciones, infantil, inofensivo, interesado, compulsivo y... político (vale, no he podido evitarlo). Sabemos cuando alguien miente y a veces hasta adivinamos sus intenciones, tanto es así que podemos llegar a ser cómplices de lo que desea ese/a "patrañas". ¡Parece mentira!

No hay comentarios:

Publicar un comentario