martes, 8 de noviembre de 2011

La importancia de una letra. O dos.

El otro día una de mis alumnitas de primero de DBH (ESO), leía lo que habían comentado en una reunión con el director. Tras las primeras advertencias y noticias, tenía información sobre los siguientes eventos en el insti, y ella leyó "evacuación" en vez de "evaluación" (en euskera también suenan parecido), y después de las risas, de ponernos un poco escatológicos (habitualmente nos ponemos sicalípticos), me quedé pensando en lo mucho que puede variar el sentido de una palabra cambiando una letra, o añadiéndola, o quitándola. Así tenemos casada y cansada, capitalismo y canibalismo, escuela y esquela... ¡Eh! ¡Alto ahí! Una de las principales ignominias que caen sobre nuestro oficio de docentes, es que matamos la creatividad y ni siquiera vamos a su funeral, sino que lo celebramos con un examen y unos cuantos pencos. Quizá tengamos que diferenciar bien qué es formación, qué es educación, qué es atención y qué son los milagros, porque desasnar la "burricie" que algunos traen de casa igual es más cosa de Lourdes que de profesionales de la educación. O de la formación. O de ambas. Si los progenitores no han invertido nada en su peque, que no esperen obtener dividendos. Donde no hay mata, no hay patata. Ni alavesa ni ninguna.

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