martes, 13 de diciembre de 2011

Superpoderes

Hoy he estado media hora esperando a una amiga a la salida de una parada de Metro, y me ha dado por desear tener el superpoder de saber qué piensa la gente. Me intriga el cerebro de la chica que se sabe guapa y que se mueve como tal, o la mente del adolescente que la mira con ojos golosos. ¿Qué pensaba el colgado que intentaba pasar una y otra vez con el semáforo en rojo? ¿Qué tenía en la cabeza la madre que vociferaba al peque que no le hacía caso? ¿En qué otro mundo estaban las dos adolescentes de uniforme que oían las cuitas de una tercera mientras tenían perdida la mirada en un cielo gris? El jubilado sentado a mi lado parecía que había puesto el off a su maquinaria cerebral y ni siquiera movía la cabeza, mientras que la chica de al lado tecleaba furiosa en la pantalla táctil del móvil a la vez que vocalizaba lo que iba escribiendo (sí, ¡me he enterado del mensaje!). ¿Qué le decía la embarazada a su tripa antes de cruzar la calle? La cara del encorbatado ejecutivo estaba muy, muy seria, como si se le hubiese perdido un dividendo (o un sustraendo, o un minuendo), y mascullaba algo por lo bajinis, pero su mente tenía que estar pensando algo muy jugoso. O no. Tener el superpoder de escuchar los pensamientos ajenos a voluntad podría estar bien o podría ser un verdadero calvario cuando estuvieses con la gente que supuestamente te quiere, o te aprecia, o te soporta. En esos momentos igual iba a ser mejor apagar el sistema y conformarse con lo cálidas que resultan sus miradas. Y lo dulce de sus palabras, al menos las que salen por sus bocas.

1 comentario:

  1. Como tú dices, ya lees o supones lo que piensan varios de los protas de tu post. El ser humano siempre supone lo que piensan los demás. Te puedes entrenar en lenguaje no verbal y tal para tratar de intuir mas, en plan el "mentalista". O puedes preguntar sinceramente y creer lo que te digan. No nos va tan mal sin saber lo que piensa la peña. Es hasta más interesante.

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